Un cesto repleto de cosas para jugar

Un cesto repleto de cosas para jugar

jueves 19 de marzo, 2015

Un cesto repleto de cosas para jugar

Una alumna del IEA observa cómo dos niños del grupo de los Verdes Mayores destapan "El Cesto de los Tesoros"

Jugar a aprender Los niños son por naturaleza curiosos y les gusta explorar y descubrir por ...

Jugar a aprender

  • Los niños son por naturaleza curiosos y les gusta explorar y descubrir por sí mismos el comportamiento de las cosas y de los objetos cuando los manipulan

Así las futuras TSEI (Técnico Superior de Educación Infantil) del Instituto de Enseñanzas Aplicadas visitan las aulas de El Globo Rojo para aprender de los niños y observar qué puede hacer un niño cuando le presentan un “cesto repleto de cosas y objetos diferentes”.

Una forma de aprendizaje compartido con el que las alumnas ensayan sus propuestas de juego con niños, y éstos aprenden que sus manos pueden cambiar el mundo y descubrir los secretos y tesoros que se esconden en él.

Cosas tan cotidianas y de uso habitual de los adultos convierten al niño en un pequeño científico que explora y descubre los efectos interesantes que pueden producir en sus manos tan atractiva variedad de objetos. Así un embudo que puede servir de trompeta, unas gafas con las que mirar con total transparencia, probar la autenticidad de un collar de mamá. Hacer equilibrio con muchas cajas, introducir un tubo dentro de otro, intentar hablar con papá en el móvil. O ver lo oscuro que está todo a través de unas gafas de sol… y así hasta donde su imaginación alcance, como pintar lo que ya está pintado.  

Con este interesante cesto lleno de objetos, seleccionados a propósito para provocar en los niños un efecto de llamada a la exploración y manipulación, se pone al alcance de los niños la posibilidad de descubrir los objetos a través de todos sus sentidos. Este juego tiene una gran riqueza de estimulación porque  se le invita al niño a la acción y su aprendizaje se multiplica por multitud de sensaciones que recibe al tocarlos, verlos, oírlos, olerlos y sentirlos en contacto con todo su ser.

Juan Manuel Marcos