Los alumnos de cuatro años transforman el aula en un laboratorio

Los alumnos de cuatro años transforman el aula en un laboratorio

lunes 9 de junio, 2014

Los alumnos de cuatro años transforman el aula en un laboratorio

Acercar al niño el saber científico establece las bases sólidas para futuros aprendizajes. La ciencia siempre ha sido un enigma para el ser humano

El asombro, la maravilla, la curiosidad, la sed de aprender, la experimentación y la observa...
  • El asombro, la maravilla, la curiosidad, la sed de aprender, la experimentación y la observación de los fenómenos físicos y naturales han llevado a los alumnos de 4 años, con la ayuda de la profesora convertida en Doctor Emóticus, a transformar la propia aula en un auténtico laboratorio de experimentos para aprender ciencia

Así una vez más, las profesionales de El Globo Rojo conducen a sus alumnos a formas divertidas de aprendizaje uniendo juego experimental con la elaboración y construcción de conocimientos científicos: hacer ciencia en el aula de infantil.

EXPERIMENTANDO CON EL AGUA

El agua es un elemento naturalmente atractivo para los niños. Jugar con ella en la escuela, nos ofrece la oportunidad de descubrir, aprender, observar y provocar fenómenos relacionados con sus cualidades (transparencia, fluidez), la mezcla y disolución de sustancias, la flotación de los cuerpos y materiales, las burbujas, las pompas de jabón, y los diferentes estados que puede adoptar el agua, entre otros temas.

En el taller que nos ocupa hoy, primeramente hemos dejado que los niños jugasen con diferentes objetos y experimentasen libremente con el agua. También hemos experimentado  sobre la flotación y las mezclas. Todo esto con la inestimable ayuda del Doctor Emóticus.

Para nuestras disoluciones hemos utilizado vasitos transparentes de plástico, cucharas para coger y remover y sustancias diversas, solubles o insolubles, sólidas y líquidas, comestibles o no para mezclar (por ejemplo: azúcar blanca, sal, cola-cao, fideos, aceite, témpera, etc.).

El punto de partida es sencillo y consiste en plantear a los niños la siguiente pregunta: ¿Queréis que mezclemos cosas con el agua para ver que sucede?

Como es de imaginar la respuesta es siempre afirmativa y, con el entusiasmo habitual de los alumnos de infantil nos ponemos manos a la obra.

Cada uno decide qué es lo que quiere echar en su vaso. Las cuestiones que me propongo que observen y compartan se refieren a: ¿Se puede volver a sacar lo que hemos metido en el agua? ¿Todo? ¿Parte? ¿Por qué? Y también, ¿cambia en algo el agua? ¿el color? ¿el olor? ¿el sabor?

Las respuestas de algunos son las siguientes:

- Los fideos no se “derriten en el agua”. Si echas fideos en el agua no pasa nada, no se deshacen, sólo el agua se vuelve un poquito amarilla, además los puedes volver a sacar.

- Con el cola-cao, el agua se pone marrón oscuro. El azúcar se fue pero dejó el sabor.

El objetivo de este taller es que los niños tengan la oportunidad de jugar con diferentes sustancias y comprobar que reaccionan de diferente manera. En ese sentido,  hemos utilizado otros líquidos con diferente densidad como es el caso del aceite.

También el aceite tiene inicialmente un aspecto de mezcla para los niños y por lo tanto ellos esperan que se comporte como un líquido más al entrar en contacto con el agua y removerlo. Sin embargo, el resultado que se produce es completamente diferente: El aceite permanece en suspensión brevemente después de haberlo agitado intensamente, para subir enseguida a la superficie del agua y flotar sobre ella.

            Pero no todo ha sido hacer mezclas, también hemos experimentado con el agua a diferentes temperaturas y hemos observado los estados en los que ésta puede presentarse: líquido, sólido y gaseoso. Hemos comprobado cómo se derrite un trozo de hielo y cómo este proceso se acelera cuando el hielo entra en contacto con el agua, y aún más, cuando se trata de agua caliente.

             Y después de tanto experimentar ya no nos queda tiempo para mucho más. Así que recogemos nuestro pequeño laboratorio ayudados por el Doctor Emóticus y nos despedimos hasta el próximo taller científico.

Esther Gómez Gómez -Maestra de Infantil-